Por Hermes López Deluque

Nueva tormenta azota a Colombia, esta vez es una tormenta de desprestigio ocasionada por la presencia de miembros retirados del ejército en el sitio del crimen del presidente de Haití y las heridas de su esposa en horas de la madrugada en su propia residencia.

Colombia se encuentra en el ojo del huracán y el mundo nos está mirando cómo un sitio de donde la violencia se está exportando hacia otros países. no solo somos cultiva-dores y exportadores de drogas, ahora también. supuestamente. exportamos sicarios.

No quiero entrar a acusar a nadie, creo que debemos esperar que las investigaciones avancen y analizar el resultado que. al final. arrojen éstas y, ojalá, las cosas tengan claridad para poder hablar con propiedad de este caso que, en estos momentos. nos deja mal parados ante el mundo.

Los ojos del planeta están puesto sobre Haiti y la muerte de su presidente a manos de mercenarios que entraron de madrugada a su residencia, los cuáles, en su mayoría, son colombianos que ya fueron detenidos unos, otros fueron dados de baja por la fuerza militar de ese país.

Colombia ha sido noticia en los últimos meses debido a la represión de las fuerzas armadas contra los jóvenes que están protestando en las calles reclamando sus derechos, el informe de la CIDH sobre violación de derechos humanos contra los manifestantes la deja mal parada ante el mundo y ahora con lo

de Haiti, ya es algo que ha arrojado la imagen de nuestro país a rodar por el suelo.

Mi deseo como colombiano, en el caso de Haití, es que todo se aclare y, ojalá sea cierto, que nuestros compatriotas hayan caído en una trampa y no hayan participado en este repudiable crimen. Quienes vivimos en el exterior escuchamos a la gente hablar de los mercenarios colombianos y dan por cierto su participación en el magnicidio y pintan a nuestro país como si fuera una cueva de delincuentes.

Siento dolor de patria y deseo que todo esto se aclare para bien de nuestro país y su gente luchadora, trabajadora y amable. Dios nos bendiga y hasta la próxima.