Por Martin Barros Choles

En la recta final, a un mes, de celebrarse elecciones, Cámara de Representantes y Senado, de la Republica, reina inseguridad y sosiego, entre quienes quieren llegar o repetir, al Congreso de Colombia. La compra-ven-tas de votos, están en ferias, del carnaval politiquero. Mercaderes y corredores, merodean comando, con listas y cedulas de votantes, ofreciéndola, al mejor postor. Los aspirantes al parlamento, no se quedan atrás, buscan y persiguen, conquistar indecisos, torcer y cambiar, lideres por dineros. El negocio inicia, comprando líderes, estos a la vez, les sirven de trampolín e intermediarios, para extender el enlaces y cadenas del negocio, (compras de votos) en variadas formas: especies, billetes, contratos, compromisos y falsas promesas; a residentes de: veredas, barrios y comunas. También resaltan, constreñimientos e intimidaciones, a trabajadores y empleados, de empresas privadas, alineadas a favorecer, a determinado aspirante, coartando la libertad voluntaria, ejerciendo, fuerzas y coacciones, antidemocrática y tendenciosa, en lo relacionados, a elegir y ser elegido, sin apremios, y contra voluntades.

Los partidos politiqueros, carecen de objetividad y pensamientos, que los caractericen y diferencien, pero aparecen disfrazados, de: apóstoles, mesías, brujos, payasos y magos; en comedia, manipulando, mintiendo y exhibiéndose, como solución y remedios de boticas, para sanar todos los males, si resultan elegido o reelegido, cuando no ha iniciado nada que mostrar, para ver o creer.

El voto preferente, es la prueba de debilidades de partidos políticos, en postulación de listas inscritas, para elección popular, al poder legislativo.

Los partidos no tienen registros de militancias, de afiliados. Se valen de votaciones: espuria, espumosa, fraudulentas y compradas; de fachadas en apariencia, para engañar, atribuyéndosela ilícitamente, como propia, cuando no es así, es una farsa.

El proceso de votos preferente, debe ser interno, entre militantes del partido, previo a conformación de listas, al: Senado, Cámara de Representantes, Asambleas y Concejos; de acuerdo, al orden, en que queden la preselección de preferencias internas, entre distintos aspirantes, inscribiéndola en la Registraduría Nacional de Estado Civil, como lista cerrada. En ella se vota por el partido, sin ninguna preferencia. De lo contrario, como está ocurriendo en el actual momento, solo beneficia sin controles, a quienes puedan comprar la elección, avalados por determinado pseudos partidos.

De nada sirve resultar elegidos, en representación, de localidades y departamentos, cuando priman, intereses de corrupción, por sobre, solución de necesidades, territoriales. Los que representan a partidos políticos, deben responder positiva-mente, las pretensiones e intereses, de citados partidos. Además, deben tapar y callar, la turbiedad, sin disentir, ni discutir. Si se rebelan, lo vetan, hasta para hablar, en ostentación a la curul. Le toca agacharse, doblarse o en ultima, usar objeción de conciencia, silenciándose, haciéndose a un lado, para estar y no estar, en distancia-miento, lavado de manos y tapabocas; de esa forma simulada, no queda sin miermelada.

Las campañas electorales, no gozan de mística, ni confianza. Han bajados, emociones, discursos en oratorias, debates y publicidades; rodantes en vehículos y viviendas, utilizadas tradicionalmente, para marcar simpatía, espacios y acumular electores, como era de costumbre, en otros tiempos. La desconfianza está al rojo vivo, previniéndose de picardías, “paquetes chilenos” meollos, trampas y tramoyas.

La Republica de Colombia, está en manos de todos. Tenemos oportunidad de elegir, aun cuando, no sea de maneras perfectas, pero al menos, que supere y renueve, la pobreza intelectual, de quienes nos representan. De manera pre acordadas, se venden en aprobaciones, de leyes y actos legislativos, a cambios de cupos (miermeladas) y beneficios, económicos personales. Callarse eternamente, es morir lentamente. Hablen lo que sientan, opinen con libertad y respeto; participemos, apoyando novedades, aun cuando volvamos a equivocar. Es hora de renovar, para no continuar, con más de lo mismos. No se abstengan de votar, absténgase de vender el voto, porque termina favoreciendo, lo que no quieren, sumiéndose en abismo, por indiferencias. Participen, motívense a compartir, políticas, en juegos democrático, de elección popular.

Las listas abiertas, con votos preferentes, de bancadas políticas, generan dobles competencias, a los participantes. Una, entre miembros de la misma lista y otras, frente a demás listas partidistas, originando, canibalismo y compra-venta, en alusión política, todo vale. No hay lealtad en acuerdos, prolifera la traición y pactan, hasta con el diablo. En La Guajira, por ejemplo, las listas de los partidos, a Cámara de Representante, la conforman tres aspirantes, para que al menos, uno, tenga la suerte de triunfar y ganar, cupos, que les corresponden a La Guajira, siempre y cuando, el total de votos en listas, supere el umbral, que constituye una tercera parte de los votos válidos.

Cada uno de quienes conforman las listas, quiere ganar individualmente, para ser el dueño del poder, ignorando los demás votos, que también contribuyen a elegir, en las mismas listas, De esta forma, se materializa una estafa, en política democrática, cuando se presume unidad y confraternidad, partidistas.

La única lista cerrada, para la Cámara por La Guajira, la del Pacto Histórico, en convergencia integral, conformada por corrientes de centro izquierda. Los partidos Centro Democrático y Cambio Radical, no jugaran con listas en La Guajira, mientras los partidos, la “U”, Con-servador, Liberal, Colombia Renaciente; están en la pelea, por uno, de los dos cupos que le corresponde a la Guajira.

Voten por dignidad, no dejen de votar, sin vender el voto, que es delito y empaña, la transparencia democrática.