Por Amylkar Acosta Medina

Apreciado Fidel, permíteme expresarte a ti y por tu conducto a todo el equipo editorial y logístico de El Espectador mis felicitaciones por su arribo a los 134 años de haberse encendido esta llama de la democracia, que no se ha apagado ni en los momentos más aciagos como el del narcoterrorismo que cobró la vida de su Director emérito Guillermo Cano Isaza, honra y prez del periodismo colombiano, en el vano intento de silenciarlo a él y amordazar el periódico.

Y cómo no recordar en esta fecha tan especial el episodio del apoyo que le brindó Don Fidel Cano Gutiérrez, fundador de este medio, a uno de los más connotados exponentes de la afrocolombianidad, Luis A Robles, oriundo de La Guajira, en momentos en los que se debatía en el Congreso de la República una ley de honores a Rafael Núñez con motivo de su fallecimiento y en solitario se opuso a la misma con la elocuencia que era proverbial en él y se le vino el mundo encima.

Esto manifestó Don Fidel en su nota editorial: “el voto negativo de usted es la palabra de más de media nación. Ante sepulcros se sacrifican pasiones, pero no principios ni verdad y justicia”. Y continúa: “El Partido liberal no puede asociarse en ninguna forma a las manifestaciones oficiales y particulares que se están haciendo para honrar la memoria del señor Núñez…el señor doctor Luis A Robles, único representante de aquel partido en el Congreso de la República, ha interpretado con su habitual fidelidad el deber y el sentimiento de sus copartidarios, al no suscribir las expresiones de duelo dirigidas por la Honorable Cámara del Representan-tes al señor Vicepresidente en ejercicio…

Estamos seguros de que su voto ha sido tan firme como moderada y respetuosamente dado…El duelo de la Cámara – duelo de partido – ha sido expresado claramente como tal…El doctor Robles no tenía por qué echarse a cuestas los pesa-res domésticos de un bando que no es el suyo, ni por qué sellar un pacto en que él no tomaba ni podía tomar participación, ni por qué suscribir un programa que no será jamás su programa. Los dos amores que alientan a Robles en la oposición que, digna, sincera y lealmente viene haciendo al presente régimen – el amor a la patria y el amor a la causa liberal – no son para sacrificarlos en altar alguno y, mucho menos, en el de la Regeneración, ara en 2 que cada día es inmolado un derecho de los liberales o un principio cardinal de la República.

No puede nuestro partido tributarle honores al jefe de la Regeneración, por que es sinceramente como todo él estima funesto aquel sistema político y condena los medios empleados para hacerlo triunfar y mantenerlo en vigor; y no estamos obligados tampoco los liberales a llevar flores ni incienso al sepulcro del Magistrado, por que el señor doctor Núñez quiso ser y fue, en efecto, aún bajo el solio, jefe de un partido y no de la nación; puede decirse que murió pronunciando nuevas sentencias de perdurable proscripción contra nosotros y casi tan frescas como el llanto de sus amigos por su muerte, está la hiel vertida por él sobre el Partido Liberal”. Un fuerte abrazo!