Por Juan Carlos Zambrano Arciniegas, director General de la Agencia de Renovación del Territorio

Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET se han convertido en la oportunidad para cambiar la realidad de los colombianos, para transformar positivamente vidas y para hacer viable el anhelo de vivir pacíficamente. Además, con el impulso y fortalecimiento de la economía, se van cerrando las brechas y desigualdades existentes en las diversas regiones del país, especialmente en los municipios priorizados en la implementación de los acuerdos de paz.

Sin duda los PDET se convierten en un importante avance social en la historia del país, puesto que se han logrado estructurar a través del consenso, del trabajo común, de la planificación rigurosa e incluyente. Es decir, se ha hecho colectivamente para que entre todos transformemos a Colombia. Fruto del trabajo conjunto entre el Gobierno nacional, las gobernaciones y alcaldías, la cooperación internacional, el sector privado, la academia y la comunidad, los PDET han llevado inversiones a estos territorios por más de 9,4 billones de pesos, en los tres años del gobierno del Presidente Iván Duque.

Los antecedentes históricos de la violencia han dejado heridas que no han terminado de sanar, las dificultades propias de un amplio proceso participativo, y la necesidad de una normatividad y coordinación del trabajo municipal, regional y nacional, ha hecho que la implementación de los PDET sea una tarea compleja, pero así mismo, todo un reto para quienes decididamente se la juegan por hacer realidad las iniciativas priorizadas por las comunidades.

El corazón de los PDET son 6.6 millones de personas que habitan las 11 mil veredas de 170 municipios, quienes durante más de un año se reunieron a visualizar el desarrollo que sueñan para sus territorios y lo plasmaron en 16 PDET. Quedan 15 años de una política que no se puede frustrar, que tiene como objetivo principal generar un desarrollo sostenible, una institucionalidad fuerte y una economía desde la legalidad.

La coordinación y la planeación robusta son condiciones necesarias para lograr la irreversibilidad  de los PDET y para que su implementación trascienda más allá de un periodo de gobierno. En esa línea se han establecido 170 acuerdos municipales y 18 ordenanzas departamentales, para incorporar las herramientas de planificación a largo plazo en cada ente territorial.

Sin importar los resultados de las próximas contiendas electorales, tanto alcaldes y gobernadores, como gobierno nacional, deben trabajar en equipo para hacer realidad lo que las comunidades consideran prioritario para el desarrollo de sus regiones.

Hasta la fecha, se han estructurado 4.350 proyectos que impactan pilares como desarrollo productivo y ambiental, infraestructura rural, reactivación económica y emprendimientos no agropecuarios, y el actual gobierno nacional viene trabajando para hacerlos realidad.

Ya hay una importante experiencia y un trabajo desarrollado por los diferentes actores de los territorios, con una institucionalidad instalada que permite a los ciudadanos interactuar con el Estado para ser parte de la implementación.

Los PDET se han vuelto sinónimo de trasformación, de cambio, de desarrollo. Las regiones priorizadas tienen la oportunidad de ser protagonistas de esa nueva historia. Los que antes miraban a los municipios PDET con recelo, ahora los ven como motores de inversión y desarrollo.

Es evidente que los PDET están funcionando. Para algunos irán muy lento, para otros a buen ritmo, pero lo que nadie duda, ni en las regiones ni en las ciudades, es que los PDET son la gran oportunidad que tenemos para transformar a Colombia. Para hacer del país un territorio en paz, con desarrollo y con legalidad.

No hay que perder el norte, se deben seguir generando alianzas con los diferentes actores en el cumplimiento de los objetivos comunes, que compartan una visión de desarrollo a largo plazo y un compromiso por alcanzar la paz estable y duradera que todos anhelamos. Hoy las bondades del PDET se ven y se defienden desde el territorio.