Por Martín Barros Choles

La Policía es una institución que requiere de purificación en diferentes niveles, con miembros sobrados en corrupción e implicados en acciones y hechos delictivos que empañan y pringan la generalidad de quienes conforman la estructura armada, dañando y perjudicando, la reputación ética y moral nacional. Es doloroso las capturas de algunos policías participando en conciertos criminales, que semanalmente denuncian, desmantelan y publicitan por medios de comunicaciones, enlodando el buen nombre, desmeritando la confianza popular y deberes; que los caracterizan y califican por comportamientos y disciplinas.

Es lamentable que en la Policía no opere el compañerismo interno en linea-mientos de mandos piramidal. Silencios, intimidaciones, amenazas y traslados por castigos inquietan a agentes novatos, que inician labores cuando salen de las escuelas, acostumbrándose algunos a manejos torcidos, dejando que corran aguas mugrientas y no zapear. Solo ver, callar, cumplir órdenes superiores y participar en sobornos, cuando le ofrezcan algo. Negarse a recibirlo, denunciar conductas delictivas o colaborar como testigo, es un peligro, se expone a la muerte, sin protección, ni amparos.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez concentró en la policía, los controles de: Orden público, Antidisturbios, Gaula, Tránsito, Aduana, Infancia y Adolescencia, Medio Ambiente, Turismo, Sijin y otras más; que se me escapan. Varias de esas entidades estuvieron ejercidas por personal operativos civiles, con acompañamiento en algunos casos, de agentes de policía, que tienen sus lími-tes funcionales en acciones, operaciones e intervenciones; pero no deciden de manera administrativa, resolviendo asuntos atinentes a la competencia, correspondiente a las citadas entidades sobre las cuales ejerce autoridad diferente.

El gobierno del presidente Gustavo Petro debe decretar, mediante ley, el uso general de cámara aérea de seguridad en el territorio nacional en calidad de servicios públicos; esencial e indispensables que sean administradas de manera directa e indirecta por las Alcaldías, a través de concesión, colocándolo de forma independiente al servicio de la Policía, Ejercito, CTI y cualquier organismo investigativo.

El Estado las implementaría en vías primarias y secundarias carreteable. Los alcaldes con apoyos subsidiados de gobierno nacional, en espacios y vías públicas, urbanas y rurales. De igual forma, se disponga, por decreto la obligatoriedad de instalar cámara en todos los establecimientos públicos y privados, urbanizaciones cerradas, puertos, servicios de transporte público, colectivos, centros culturales, de recreación y deportes, entre otros.

En reforma a la Policía, se debe implementar plataformas de operaciones planificadas y tecnificadas, que garanticen seguridad a sus miembros, socie-dad y comunidades, con identificaciones biométricas y prevenciones ciudadanas, conectándose cualquier persona con aplicación virtual al cuadrante de donde reside, para que vigilen, alarmen y denuncien maniobras sospechosas de personas que merodeen por la zona. Es la forma de prevenir, menguar el sicariato, los robos en todas las modalidades, asumir defensa y las autoridades competentes, ejercer investigaciones penales de oficio, fundamentado con pruebas capturadas. ¿Con los servicios de cámaras de seguridad, de forma globalizada, dónde se ocultan los delincuentes que no los capturen en fragancias? La policía puede apoyarse con patrullajes y rastreos, con drones, radares y demás aplicaciones incorporadas, con la participación y colaboración ciudadana. Todo a la vista de todos, para solidaridad y seguridad colectiva, contra la delincuencia.
La policía debe humanizarse y tecnificar las operaciones, para que impere la inteligencia, en operaciones de cuadrantes, con apoyos de equipos tecnológicos, sistemáticos, biométricos, virtuales. El uso de vehículos automotores, motos y carros, deben ser para atender y evitar hechos: delictivos, alteraciones del orden público, socorrer y auxiliar en siniestros, acorralar delincuentes, para capturas, entre otros.

La participación ciudadana conjuntamente con los direccionamientos de la primera autoridad municipal, el Alcalde, mejoraría la seguridad por las relaciones mancomunadas: alcaldía-policía-sociedad-comunidades.

Debemos rodear de apoyo a la policía, que ha sido víctima en una escalada de violencia, dirigida por organizaciones criminales nutridas de narcotráfico, asesinando agentes al servicio de la institución pública en acciones repudiables y en diferentes lugares del territorio nacional.

Es inconcebible que miembros de la institución policial se coloquen al servicio de la delincuencia que los matan por remuneraciones extrailícita, en prácticas de corrupción. Es triste el desconsuelo de familias de policías asesinados, que pierden sus seres queridos en circunstancias innobles. Igualmente, los familiares de aquellos agentes que continúan en la institución sin garantizar las suer-tes que puedan correr, por inseguridad: hijos, padres, esposos, hermanos, por causas de imprevisiones, falta de inteligencia y compañerismo. Se requiere unidad, comunicación, lealtad y confraternidad interna. Prevenciones externas, con cámaras de seguridad, drones y radares para el control de orden público.