Por Martín López González
La oposición política en los sistemas democráticos es de una importancia mayúscula, pues es la encargada de examinar las decisiones, acciones y procesos del gobierno de turno, dando alternativas en caso de no estar de acuerdo, a la vez que denunciar a instancias judiciales cuando se violen la constitución y las leyes de la república. Para esta labor los opositores deben ser estudiosos de los planes y proyectos y dar luces racionales del quehacer de los que gobiernan sin tergiversar, descontextualizar, ni calumniar sobre los hechos.
Al igual que los colonizadores con su mirada supremacista imperial veían a los eventos tradicionales y rituales ancestrales de los pueblos indígenas y afros, calificándolos como actos de brujería, así mismo fue la respuesta de la oposición a la posesión espiritual del presidente electo, brindada por estas comunidades. No solo es muestra de racismo, sino también una falta de respeto a la cultura de estas comunidades que también representan a Colombia y que siguen luchando por sobrevivir en medio de la indiferencia del Estado. La senadora Cabal, en tono de sarcasmo, aseguró que la posesión espiritual iba a requerir de un exorcismo.
Los representantes de la oposición llegan a hacer declaraciones risibles; respecto a los impuestos que se plantean para las bebidas azucaradas y alimentos ultra procesados con el ánimo de propiciar hábitos alimentarios más sanos, expresaron: “Es un ejemplo en su máximo expresión del marxismo, del socialismo que se cree con el derecho de decirle a los demás hasta cómo comer”. La Organización Mundial de la Salud recomienda disminuir el consumo de azúcar y se ha demostrado que por cada 10% de aumento de precio de las bebidas azucaradas hay una disminución de 12.1% en el consumo.
Al parecer se trata de meter miedo con eso de que “los colombianos de los renglones económicos más vulnerables resultarían afectados gravando productos que hacen parte del consumo diario, como el salchichón, las salchichas, las obleas, las golosinas”, como lo afirmó el senador Ciro Ramírez. La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) advirtió que cerca de 250.000 tiendas de barrio podrían desaparecer en el país si se llegara a aprobar el impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados que contempla la reforma tributaria. Según ellos estas tiendas solo venden gaseosas.
La Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins se suma a la lista de instituciones nacionales e internacionales que respaldan la medida del impuesto sustentado en que la obesidad y otros problemas de salud son un problema creciente de salud pública en Colombia y el aumento del precio de las bebidas azucaradas reduce el consumo y evita mayores gastos en el sistema de salud. También señalan que “Los pequeños comerciantes que venden bebidas azucaradas se adaptarían rápidamente, ya que los consumidores comprarían otros productos que ellos podrían ofrecer más fácilmente”.
Margarita Restrepo, excongresista, calificó de mamertos a quienes apoyan la propuesta de Reforma Tributaria. Recordó el paro nacional que generó una propuesta de reforma durante el gobierno saliente del expresidente Iván Duque. “Cuando eran oposición casi acaban con el país por una reforma tributaria de 24 billones. Ahora que son gobierno proponen una de 50 billones. Esa es la coherencia mamerta”. Sin dar detalles de las diferencias. Como alguien dijo: ¡Le incrementan impuestos a los Sarmiento Angulo y salen a llorar los reportados en Datacredito, hágame el bendito favor!