Por Pepe Palacio Coronado
Con singular insistencia, durante este mes de julio, la parca nos ronda en el departamento de La Guajira.
Si bien es cierto que la muerte es un hecho indisolublemente ligado a la existencia, no deja de sorprender que en la península, durante los últimos días, su presencia ha sido tan notoria como recurrente.
La parca que ronda nuestros lares nos ha arrebatado del escenario terrenal a muchos seres queridos, tan conocidos como de relevante significado para este departamento.
En el marco de esa serie de sucesos tan dolorosos como imprevistos, ayer nos correspondió despedir al jurista riohachero Gregorio Gutiérrez Castañeda, más conocido como ‘Goy’ en el círculo de sus amigos y familiares.
Fue un distinguido profesional del Derecho en la capital de departamento. Egresado de la Universidad Gran Colombia de Bogotá. Con esmero y consagración ejerció su profesión durante más de 45 años.
En la administración pública se desempeñó como secretario de Gobierno Municipal y director de Turismo Departamental. Fueron dos cargos que aceptó de manera excepcional porque él no era amante de los puestos públicos. Más bien, era un hombre desprendido del poder. Optó por mantener siempre su independencia. Mantuvo siempre su oficina particular y ejercía como asesor diversas entidades privadas y oficiales del departamento de La Guajira.
Desde tiempo atrás se separó de lo material y se apegó a lo espiritual. Le gustaba mucho escuchar a los demás.
Fue un miembro activo de la Asociación de Profesionales de La Guajira, entre 1979 y 1986.
Durante muchos años militó en el movimiento político Juventudes Liberales, dirigido por el exparlamentario Antenor Durán Carrillo. También fue un vocero calificado del pensamiento guajiro, ya que fue un destacado columnista de prensa, primero en el periódico Causa Guajira y posteriormente en Guajira Gráfica.
Era preciso en sus conceptos y dominaba el arte de la brevedad en sus columnas de opinión, las cuales firmaba con su seudónimo y nombre del cariño que le regaló su pueblo: Goy.
Escribía de una manera sencilla y elegante. No se enredaba en puntos de vista ideológicos ni en ninguna cosmovisión filosófica. Simplemente, se apoyaba en la lógica y la razón, sin artilugios.
El abogado Gregorio Gutiérrez Castañeda estuvo casado con la señora Mirian Torres de Gutiérrez, de cuya unión hay 4 hijos: Gregorio, Edwin, Yamilka y Rosa Isabel Gutiérrez Torres.
“Fue un profesional de una solvencia reconocida y se caracterizó por su rectitud y honestidad. Frío y objetivo en sus análisis; sobrio y sereno en sus determinaciones”. Así lo describió el dirigente político Antenor Durán Carrillo.
Goy compartía muchos aspectos de identidad con su hermano Roberto, especialmente en su espíritu de liberal y de librepensador.
“Mi papá nos enseñó que la vida tenía sentido cuando escuchamos a los demás sin afán. Amaba la sencillez y la disciplina. Su corazón latía con una canción, un gesto o palabra que denotara amor. Era sencillo, recio y murió en su ley, como un roble destinado a realizar su voluntad”. Así lo dibujó, horas después de su muerte, su hijo mayor, Gregorio, quien también siguió sus pasos en la carrera del Derecho.
Y agregó: “difícil encontrar seres humanos con esta calidad y una membrana y coraza impenetrable por su honestidad y responsabilidad”.
Sus aficiones fueron la lectura y la escritura. Sus compadres y contertulios coinciden en que era un buen jugador de dominó. Pero su última partida en el juego de la vida se la ganó un cáncer en el páncreas, que luego de una batalla terminó llevándoselo en Bogotá el sábado 11 de julio.
Su don de gente y su rectitud como profesional y ciudadano le permitieron granjearse el respeto y aprecio de sus coterráneos. Goy vivió 74 años, trazó líneas y dejó ejemplo y una excelente impresión entre sus amigos, familiares y sociedad y general.