Por Abel Medina Sierra

En la primera parte de esta línea de opinión, me referí el fenómeno “Santa” Lopesierra que tiene encendido y con altas repercusiones mediáticas, éticas y sociales el escenario pre electoral del municipio de Maicao. “Santa” sigue dando lidia y poniendo retos a los demás candidatos, aunque hoy, parece claro que, ni en persona y ni a través de su hijo gobernará en este periodo. El salto del color lila al blanco es una forma de diluir la bandera de su movimiento y la apuesta por el voto en blanco me parece más un tiro al pie que un derrotero viable. Todo se resume como le escuché a una amiga: “Santa en su obsesión por ser alcalde de Maicao, tiene el síndrome de las villanas de las novelas mexicanas: si no es para mí, no es para nadie”. Por lo tanto, me ocuparé de mi perspectiva sobre los demás candidatos en esta columna.

Previamente, considero permanente puntualizar algunas características propias de Maicao como escenario electoral y político. En primer lugar, en esta ciudad los partidos tradicionales no han representado hegemonía quizás desde los años 90. Más bien han sido estructuralmente débiles y los candidatos prefieren buscar avales en pequeños partidos alternativos. Por otra parte, después del imperio local del comando “Chato” Márquez (años 90), en esta ciudad no se ha presentado largas hegemonías en el poder; lo más que un grupo político ha podido ejercer en la alcaldía ha sido dos periodos. Eso es sano para la democracia porque ha habido alternancia de poder y no como ha sucedido en otros municipios como Uribia, Hatonuevo, Distracción o Barrancas, donde en algunos de ellos hay grupos que han ostentado el poder por dos décadas.

Agrego a estos factores que, el voto en Maicao a veces es impredecible. El pueblo no siempre se deja deslumbrar por campañas ostentosas, compra de votos y hegemonías sociales o políticas. Recordemos los triunfos de Ovidio y Óscar Mejía, de José “Pilla” Díaz, Eurípides Pulido, incluso el de Mohammad Dassuki. Fueron triunfos contra corriente y contra hegemónicos en los que el pueblo decidió con voto de opinión. No hay que olvidar que también, existe un voto decisorio y es ese que proviene de Venezuela en grandes camiones para todas las elecciones y que terminan beneficiando al mejor postor.

Este proceso incluye un ingrediente especial: la pluralidad. Opciones son las que tienen los maicaeros para votar, desde figuras ya reconocidas hasta nuevas caras. Eso evidencia que la polaridad de otros años cuando siempre había dos fuerzas (la verde y la naranja), se diluyó en un mosaico de colores, grupos y candidatos.

Por una parte, está Miguel Felipe Aragón, heredero de una matrona wayuu muy emprendedora y con gran influencia en el sector salud del municipio de Maicao. Tiene una carrera meteórica y exitosa electoralmente que lo llevó por el Concejo y a ser presidente de la Asamblea departamental. Es buena noticia que un wayuu esté de nuevo con altas posibilidades de ser alcalde de los maicaeros.  Sus contradictores lo atacan por su precario discurso, por no puntualizar en sus propuestas, por representar la continuidad de la casa Deluque en La Guajira. De todas formas, en Miguel Felipe Maicao ha encontrado una nueva y promisoria fuerza, una campaña entusiasta que ha despertado mucho fervor popular.

Eurípides Pulido Rodríguez es una figura muy reconocida e influyente en los últimos años en Maicao. Tiene la infraestructura, nivel de organización como grupo político que no tienen otros.  Salió de la administración con buena imagen y la percepción como alcalde que dejó obras. Junto a Ovidio Mejía son los líderes que mejor conocen la ciudad y sus problemas, tienen el mapa de las necesidades de ciudad (y sus electores), mantienen el contacto con la gente antes, durante y después de elecciones. Sin embargo, su grupo puede verse debilitado por la falta de poder en el último cuatrienio y porque la feria de “logística” lleva a muchos líderes que antes lo acompañaban a otras toldas. Sus contrincantes han querido desempolvar procesos penales que están en proceso de preclusión para entrabar su campaña, la que requiere de un impulso a través de sólidas alianzas para avanzar. Por su experiencia y habilidad política, no deberían mirarlo de soslayo sus contrincantes y lo veo entre los dos con más opción a gobernar en el próximo periodo.

Carolina Issa es una nueva y fresca figura de la política local. Viene de un liderazgo comunitario y de la mano de su padre, Atiff Issa, líder del gremio importador de telas con una imagen intachable. Su campaña ha sido intensa y bien llevada. Su lado B es que le quitó a Miguel Felipe el estigma de ser “la candidata del alcalde” como se dice a vox populis en Maicao. Viniendo ese respaldo de un alcalde que genera tanto rechazo y críticas como Dassuki, más que abonarle, le resta votos. Muchos de los votos que en este momento está contando, no serán tan fieles pues están sujetos a unos compromisos efímeros con la actual administración. Ya ese chorro se agota y con ello la lealtad de muchos. El respaldo presencial de Uribe Vélez a su campaña desdibuja su rol como líder social y la inserta en fuerzas de extrema derecha hegemónica. Sin embargo, de todos los candidatos Issa gana mucho con miras a próximas elecciones y con ella su grupo contribuirá a elegir a Jairo Aguilar en la gobernación con los réditos burocráticos y políticos que eso implica.

Hilbert Pinto y Joel Blanchar son dos políticos muy reconocidos, de amplia experiencia y que conocen bien la brega comunitaria. La campaña de Pinto ha sido más agresiva que la de Blanchar, últimamente Pinto se ha hecho muy visible en una osada carrera para ganar votos. Hay candidatos que postulan su nombre esperando que algún padrino los acoja y les facilite el músculo necesario para tener opción. Creo, muy personalmente, que eso pasó con estos dos candidatos: ese respaldo nunca llegó y hoy sus campañas no están en la cima de las mediciones. Hilbert Pinto se vio muy perjudicado cuando ad portas de las pasadas elecciones fue capturado por el tormentoso contrato de adoquines en Albania. Además, el árbol frondoso de su pariente Oneida Pinto ya no ofrece tanta sombra, es posible que para Hilbert (al menos para aspirar a la alcaldía), el mejor tiempo ya haya pasado.

Blanchar, candidato preparado y reconocido, tiene tras de sí la sombra mala de las investigaciones de la Corte Suprema que lo involucran junto a Tina Soto en la compra de votos. Esperaba que la sombra buena del Tinismo lo impulsara, pero ha sido víctima de las malas decisiones y el respaldo a cuenta gotas de la casa Gómez Soto de Barrancas. Blanchar se sumaría a Jimmy Boscán en la lista de sacrificados por la torpeza política que ha demostrado la casa barranquera, al menos en estas elecciones. Su partido, conservador, está fragmentado localmente desde que “sacaron de taquito” a Oriana Zambrano y eso conspira contra las posibilidades de “El negrito” quien sería un “buen pollo” de cara a próximas elecciones.

Por último, dos candidaturas que representan ideas progresistas. Por un parte, Nat Nat Iguarán, a mi parecer la candidata diferente en esta contienda. Preparada, intelectual, creativa, sincera, bien respaldada por su madre Remedios Fajardo. Lástima que su campaña no se enfoca en la gran masa electoral sino en pequeños sectores étnicos que son minoría. Su campaña es consciente que no va a llegar al cargo de alcalde, su publicidad es discreta, pero gana espacios, representación como fuerza subalterna en un mercado electoral hegemónico: su figura es para decir “Estamos presentes”.

La campaña más invisible es la de Rosemberg Indaburo, pese a que él, por su experiencia política y su paso por las casas verde y naranja, tiene un recorrido que hoy no es coherente con la campaña. La gran mayoría de maicaeros no se ha enterado que Rosemberg Indaburo es candidato a la alcaldía de Maicao, eso significa que es una campaña sin músculo, determinación ni creatividad. Representa el Pacto Histórico que, así como en casi todo el país, está atomizado y en choques de liderazgos y egos. El empresario, líder social comprometido y bien intencionado político, otra vez está en riesgo de naufragar. Incluso, lo evidencia que, al día siguiente de su postulación, su propio hermano y político Alexander y su principal escudero Wilmer Rada, posaban en fotos anunciando su apoyo a otro candidato.

En resumen, un mapa variopinto de opciones tiene los maicaeros de cara al 29 de octubre. Las cartas aún no están marcadas y el escenario político aún está sujeto a nuevas e inesperadas alianzas que puedan determinar el resultado final de los comicios. Solo esperamos que sea lo mejor para Maicao.