Fue un hombre que decidió dejar a un lado su pasión musical, para seguir con vocación especial, el llamado espiritual.

Por Rosa López Arredondo

Con la partida de Gaby Bermúdez culmina su ciclo vital. Se apaga una luz en la tierra y nace una estrella celestial

Gaby Bermúdez abrió sus ojos al mundo el 10 de agosto de 1963, pero lo que pocas personas saben en su natal Riohacha es que, en la pila bautismal recibió el nombre de Elísimaco Bermúdez Radillo.

Por su pasión artística, prefirió que todos los llamaran Gaby Bermúdez. Le parecía más corto y más sonoro, para trascender en el mundo musical.

Sus padres Rafael Radillo Bermúdez y Elina Bermúdez Ramírez, eran originarios del Los Moreneros, corregimiento del hoy Distrito de Riohacha.

Una familia larga era su mayor orgullo. Tenía ocho hermanos varones y dos mujeres: Maritza, Lederis, José, Norgen, Denner, Jimmy, Alexander, Eifer Emilio, Jesús Manuel y Jonatan Radillo Bermúdez.

Los estudios primarios los hizo en el colegio del ‘Maestro Enriquito’, ubicado en la calle 7 o Calle Ancha de Riohacha. llamada posteriormente Escuela ‘José María Redondo Rojas’.

El Liceo Nacional Almirante Padilla fue la fuente de la cual se nutrió para desarrollar sus estudios secundarios.

Más tarde ingresó a la Universidad de La Guajira, donde estudió siete semestres de ingeniería industrial, pero el destino le deparaba algo inesperado: un accidente en la Corporación Autónoma Regional de La Guajira, entidad donde laboraba, lo incapacitó para culminar sus sueños de convertirse en un profesional.

Desde muy pequeño se inclinó por el canto y siguió el camino que han recorrido tantos juglares en diferentes municipios del departamento de La Guajira.

Con el maestro Carlos Díaz, integró un grupo denominado ‘La Mafia del Vallenato’. Grabó una larga duración que incluía canciones como ‘Se muere el Amor’.

Franco Argüelles fue su compañero de fórmula musical en el año 2004. Con él realizó un trabajo discográfico variado, que incluía la participación de varios cantantes.

‘Te necesito mi amor’ y ‘Me fregaron las mujeres’, de Romualdo Brito y, ‘La flor del guayacán’, de Lisandro Meza, fueron algunos de los temas que le valieron el reconocimiento de los entendidos en el folclor vallenato.

Ismael Rudas lo acompañó en su trasegar musical, dejando muestra de su calidad interpretativa en La Guajira, el Magdalena y el Cesar, departamentos hermanados por el folclor que dejó en alto Francisco ‘El Hombre’.

Contrajo nupcias con Belkys Escobar Figueroa con quien le dio vida a Gaby Yoel, Yordan Yair y Lina Luz Bermúdez Escobar.

Por esas cosas inexplicables de la vida, Gaby Bermúdez escuchó un día el llamado para servir en el mundo espiritual. Lo siguió y dejó a un lado su pasión musical.

En el barrio ’15 de Mayó’, más exactamente en la calle 34 con carrera 7J, lideró la congregación Cristiana Evangélica ‘Nación Santa’, a la cual le dio luz por espacio de 15 años, sin tener en cuenta los graves problemas de salud que padecía.

El permanecer 45 días en un coma inducido, le produjo un trombo, cuando era tratado por un tumor localizado en la silla turca.

Pero la situación de salud que vivía, no le impidió predicar el evangelio y grabar varios temas de música cristiana con uno de sus hijos y Adiel Vega. En total compiló dos trabajos de alabanzas y adoración.

El sábado 5 de octubre de 2024, Gaby Bermúdez fue trasladado desde su residencia a una clínica de Riohacha, donde a pesar de los esfuerzos realizados por los galenos de turno, la noche del lunes 7 de octubre a las 9 horas, entregó su alma al Creador.

La velación de su cuerpo se realiza en la casa funeraria ‘Los Olivos’, desde donde será trasladado para recibir cristiana sepultura, a las 8 de la mañana del miércoles 9 de octubre.

Esta casa periodística envía sus notas de condolencias a la Familia Radillo Bermúdez y Bermúdez Escobar y ruega para que el Todopoderoso los fortalezca en estos momentos de tristeza y dolor.

Con la partida de Gaby Bermúdez culmina su ciclo vital, se apaga una luz en la tierra y nace una estrella celestial que guiará por siempre a los integrantes de la congregación con la cual compartió todos los dones y talentos que el Dueño de la Vida le regaló.

Paz en la tumba del hombre que decidió dejar a un lado su pasión musical, para seguir con vocación especial, el llamado espiritual.