Por José Olmedo Ávila
El reciente concepto de la Procuraduría General de la Nación, por medio del cual le solicitó al Consejo de Estado declarar nula la elección del gobernador de La Guajira, Nemesio Roys, por incurrir en doble militancia, es una mala señal para la vida administrativa del departamento.
Nemesio, que fue electo el pasado 27 de octubre de 2019, ya antes de ganar la elección tenía unas acusaciones de su paso por el Departamento de Prosperidad Social (DPS).
Hoy, cuando se enfrenta a un escenario completamente distinto, se ve nuevamente envuelto en otra acusación por parte de un ente de control, que está estrenando a Margarita Cabello en el cargo y que seguramente querrá desde ya mostrar resultados. ¿Qué más que “La Vieja Confiable” (La Guajira) para iniciar funciones?
Ante esta situación, ¿debería preocuparse el gobernador? Por supuesto que sí, ya en el pasado reciente, los organismos de control han demostrado ser 100% eficientes en la destitución de los administradores del Palacio de la Marina. En los últimos 20 años, todos los gobernadores electos han terminado salpicados por alguna investigación de las “IAS”. Fruto de esto, entre los años 2010 y 2020, hubo más de 13 personas dirigiendo la Gobernación.
Por otro lado, ¿debería preocuparse la ciudanía guajira? Claro que sí. Los habitantes de este territorio han sufrido con lágrimas de sangre la ausencia de un buen tomador de decisiones en frente de la gobernación. Esto es lo grave de esta situación, no es la persona en frente del cargo, lo realmente preocupante, es la ausencia de liderazgo.
Si se logra en este momento la destitución de otro gobernador, estaremos en frente del peor momento de la historia administrativa de La Guajira. Sería el momento único e inimaginable que nadie alguna vez pensó.
Los retos que hoy vive el departamento necesitan de un gobernador 24/7 y ojalá, fuera el mismo por más de cuatro años. No solo es el desempleo, la pobreza y la corrupción, hoy la pandemia de La covid-19, creó nuevos retos, con soluciones e impactos inciertos y aun inimaginables. Estamos en un escenario, donde la muerte está tocando la puerta de hogares guajiros y no tener un gobernador al frente de esta situación empeora la vida dentro del territorio.
La Guajira después de la pandemia va a requerir de un gobernador, con su equipo de trabajo, en las calles, junto al pueblo, tomando decisiones. Si se destituye a Nemesio, en pospandemia estaremos en elecciones.
Es tan difícil lo que enfrentará La Guajira que, en la gobernación que recibió Roys, temas como la pobreza y la pobreza monetaria extrema, según el DANE en su Boletín técnico para La Guajira, alcanzaban una incidencia de 52,6% y el 26,5%, respectivamente. Hoy, a inicio del 2021, esos mismos datos, fruto de la pandemia, son del 61,8% y 33,1%. Para que el lector compare, en el 2004 la pobreza monetaria extrema era del 18,30%.
El desempleo, otro gran reto que necesita de un gobernador y su equipo de trabajo planeando el futuro empresarial del territorio, en La Guajira terminó el año 2019 con un personal cesante similar a los de inicio de siglo XX, cuando se tenían cifras superiores al 20%. Hoy el departamento cuenta con tasas de desempleo superiores al 30% y con una informalidad mayor al 60%.
Lo cierto es que la imagen del gobernador antes de la notificación de La Procuraduría era bastante buena. Está Nemesio haciendo un trabajo importante por recuperar la gobernabilidad. Se aprobó un plan de trabajo junto al Gobierno Nacional, en alianza con el departamento del Cesar, para invertir entre los dos departamentos más de 4 billones de pesos. Este es un recurso importante de cara a la recuperación económica.
Nemesio, logró poner en discusión de los guajiros el cambio del modelo económico. Se recuperó la administración de la salud y se está luchando por recuperar la autonomía en educación, que son retos de urgente manejo. Estos son los problemas que deben ser resueltos en este cuatrienio, no aguantan más espera.
La Guajira no aguanta una gota más de improvisación. Pero ante esto, la ley es la ley y se debe respetar. Si se comprueba la falla de Nemesio, la ley debe actuar, pero, si son mezquindades por poder, como sociedad debemos arropar al gobernador.
Hoy todos debemos enfilarnos por recuperar la dignidad de nuestro territorio. La sociedad en general y la empresa privada, a través de unas políticas públicas claras, debemos hacer que el país voltee su mirada a nuestras costas, enfilarnos a que en La Guajira se cree por fin una zona portuaria y marítima que dinamice el turismo, el comercio con el Caribe próximo y los países de norte y centro América. Ese debe ser camino, ese es el motor para la dinamización de la economía agrícola del sur de La Guajira, que con la represa del Río Ranchería será el secreto de nuestro éxito.