Por Edén Vizcaino
¿Cómo volver a ser felices, cuando hemos perdido familiares, amigos y conocidos? Realmente morirse en tiempos de pandemia a causa del coronavirus deja impotencia y un dolor indescriptible, interno, provocado por la muerte, de tal manera que no hay un solo rincón de la Guajira que haya sido golpeado en sus sentimientos; nuestros estado del WhatsApp se volvieron un obituario permanente que hasta nos da temor abrirlos para no encontrarse con una noticia nefasta.
Uribia ha estado en duelo permanente, impotentes al no poder despedir a nuestros amigos y familiares como se lo merecen, haber escuchado por última vez su voz, haberlos abrazados, estrechar sus manos, acariciar sus cabellos, cerrarle sus ojos y despedirlos en el silencio de una voz entristecida, pero no, infortunadamente se muere en la soledad y guardar las distancia de un simple protocolo.
Hemos visto partir a centenares de docentes, pero, permanecerán vivos en la memoria de quienes atesoramos sus conocimientos, hoy son el itinerario de un adiós, hemos visto partir a muchos docentes, aquellos que en sus clases despertaron el interés y las aptitudes para el conocimiento, tal vez difíciles de poder cuantificarlas, su perfil de maestros formadores de formadores, consagrados para la enseñanza, cubiertos con sencillez, cortesía y sus cualidades humanas las compartieron desde una perspectiva correcta: Amelia Castilla de Fuentes, Alicia Arismendy Plata, y la legendaria María Idalides Plata de Bruges, algunos se fueron con la ilusión de plasmar sus criterios sobre unos textos que mantuvieran incólume sus memorias, sus experiencias, ese fue uno de sus sueños y me dijo doña Amelia en cierta ocasión, que “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora” Ojala y algún día podamos cumplirle esos deseos; otros docentes iban por ese camino de la enseñanza como: Mileidys Ruiz, Henri Guerrero de Armas, Pedro Fidel Pimienta, Fausto Emilio Añez, Román Fernández y por ellos, hemos estado orando y llorando, de la misma forma que por muchos líderes sociales como: María de Jesús Polanco, Daniel Prieto, Reinol Socarraz Sillé, José Reyes Rodríguez, Flor María Pushaina, Luz Ester González, Euander Castilla, Imelda Velásquez, Lilo Lallemán, Barón Deluque, Erwin Sánchez, Ángel Velásquez, Renato Chassin, Erik Arismendy Plata. Hoy, le pedimos a Dios que detenga al espíritu de muerte, y que nos ayude a ponerle palabras de motivación, que frenen las tristezas, revalorar nuestros pensamientos, unificarnos como hermanos uribieros, sin distanciamiento social y saber que todos somos una unidad importante, ese es el tributo de consideración y respeto por nuestros amados difuntos.