La historia de una filosofía de vida del pacifico y que ha puesto muy de moda la actual vicepresidenta de los colombianos, Francia Márquez, se ha convertido en la gran expectativa de los colombianos en el actual gobierno nacional del Presidente Gustavo Petro.
Ese eslogan más que una consigna es una filosofía de vida de las comunidades negras y afrodescendientes que se pretende trasladar a las demás comunidades con pertenencia étnica en este gobierno y a la población general del país. Vivir sabroso desde este marco conceptual es vivir sin miedo en el territorio nacional, es vivir en un país seguro, en el cual podemos circular libremente sin restricciones ni territorios vetados por grupos al margen de la ley. Vivir sabroso es vivir con dignidad, con respeto, amando al prójimo como a uno mismo, respetando la convivencia y las diferencias, hasta que la dignidad se vuelva costumbre.
No debe mal interpretarse entonces que vivir sabroso, es vivir mantenido por el estado y las políticas públicas del mismo con características asistencialistas, para impulsar y promover el régimen de la mano estirada en Colombia. Más bien, vivir sabroso es un modelo de organización espiritual, social, económico, político y cultural en plena armonía con el entorno natural y construido y con la población en general.
Los filósofos y antropólogos coinciden en afirmar que, vivir sabroso desde el punto de vista del acervo lingüístico del pacífico es vivir en armonía con la naturaleza, la comunidad y las propias tradiciones y costumbres, resumiendo así este significado. Es decir, vivir sabroso en los próximos años en Colombia significa dejar atrás los miedos y vivir en paz, vivir con el mínimo vital de agua y alimentos y que no mueran más niños ni culturas milenarias de hambre y sed, mientras sobreabundan los alimentos en otras regiones. Teniendo claro que, se vive sabroso sólo cuando se mejore la calidad de vida de los colombianos, cuando se inviertan más esfuerzos y recursos en el desarrollo humano, es decir en la gente, para que sea esta el epicentro de una sociedad más humana y solidaria.
Se vive sabroso también cuando se reduzcan las necesidades básicas insatisfechas, enfrentando frontalmente la pobreza y la desigualdad hasta derrotarlas.
Los colombianos vivirán sabroso cuando dispongan de una infraestructura física más adecuada y mejor calidad de los servicios públicos domiciliarios. Pero indudablemente, que, para lograr vivir sabroso, se requiere invertir importantes esfuerzos y recursos en la sociedad del conocimiento, en la educación.
Pueblo que se educa es pueblo que progresa y vive sabroso. Del mismo modo, se requiere una salud de calidad para los colombianos, porque un pueblo sano, es un pueblo que vive sabroso y para lograrlo se requiere lograr cobertura universal en salud y que no muera más un colombiano por falta de asistencia médica ni en los lugares más apartado de la nación.