Causas identificadas y propuestas aplicables de un investigador nacido y formado en el desierto de la Alta Guajira.

La inseguridad alimentaria e hídrica y el acceso limitado al servicio de salud persistente en el departamento de La Guajira, ha cobrado la vida de cientos de personas, especialmente de niños y niñas del grupo indígena más numeroso de Colombia: la etnia wayuu. De acuerdo al boletín epidemiológico semanal número 18 del Instituto Nacional de Salud (INS) relacionado a la semana del 30 de abril al 6 de mayo, han muerto 24 menores por desnutrición en La Guajira.

Debido a la gravedad de esta problemática, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) decretó el 11 de diciembre de 2015 medidas cautelares mediante la Resolución número 60, que conmina al Estado a preservar la vida y la integridad de niños y adolescentes en los municipios de Riohacha, Uribia, Manaure y Maicao, amenazados por el hambre y la desnutrición.

Asimismo, según Human Rights Watch la mala administración, la corrupción gubernamental generalizada, la crisis humanitaria en Venezuela y los efectos del cambio climático, han empeorado los problemas de inseguridad alimentaria y desnutrición. Además, la Corte Constitucional de Colombia dictaminó que las actividades mineras en la región han contribuido a degradar la calidad y el acceso al agua para las comunidades wayuu.

En relación a esto y como parte del territorio, el investigador de la Universidad de La Guajira Jairo Rosado Vega, persiste en generar alternativas desde la academia que ayuden a rescatar las tradiciones y conocimientos ancestrales. Mediante estudios y proyectos en diferentes países, ha descubierto métodos que servirían para contrarrestar esta crisis y aplicar estrategias de cultivo que no utilizan agua, ni suelo, o en las que se minimizan sus usos.

El docente investigó sobre los factores que inciden en la muerte y desnutrición de los wayuu, a través de una entrevista directa con los líderes, donde se dedicó a caminar para conocer y aprender durante tres años en el desierto. Inició en el año 1997 y visitó 220 comunidades en los municipios de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao.

En la Macuira, el único bosque nublado del mundo que presenta lluvias diarias en pleno desierto, Rosado hizo los estudios correspondientes con los que determinó que hay 28 ojos de agua y 18 arroyos que bajan de cerros sagrados y de paganismo de los indígenas. En esta zona, se producen 14 tipos de plantas que no cuenta con cultivos en zonas más bajas.