Hasta el momento ningún organismo de socorro ha acudido al barrio y los habitantes del sector califican de negligente las acciones de los líderes, ediles y presidentes de junta de acción comunal para apoyar en las soluciones.
Este sector ubicado al nororiente de la ciudad de Riohacha, es tradicionalmente uno de los más olvidados del Distrito.
Sus calles, luego de las recientes lluvias, asemejan a una pequeña Venecia o a uno de los centenares de pueblos palafíticos que bordean la Troncal del Caribe.
Villa Fátima cuenta con más de 50 años de existencia legal, está a pocas cuadras del mar; la habitan en su mayoría miembros de la etnia wayuu, pescadores y población vulnerable que no encuentran eco para la solución de sus históricas necesidades.
El morador de este barrio, Rubén Peña Mejía, le dijo a Guajira Estéreo, que más lamentable que la desidia institucional, que solo ve a Villa Fátima en temporada electoral, es la indiferencia de los tres ediles que escogió el barrio y de la Junta de Acción Comunal que solo convocan a la ciudadanía para temporadas electorales.
En esta temporada de lluvias resurge la preocupación colectiva por la falta de vías, la carencia de sistemas de acueducto y alcantarillado y la delimitación de los territorios naturales que han sido invadidos por terceros y que se convierten en principales generadores de riesgos ambientales, sobre todo en los humedales que circundan este territorio.
Ni la Alcaldía, ni la Gobernación han acudido a las distintas convocatorias ciudadanas, para buscar soluciones a estos temas, que al parecer, están plasmados en millonarios proyectos presentados al Ministerio de Vivienda, sin que hasta el momento se vislumbre la primera obra.