Sí, cada cuatrienio se repite la misma historia a nivel nacional, pero la democracia en nuestro departamento parece una fiesta pagana

Por Jorge Sprockel Mendoza

Con fundamentación constitucional cada cuatro años tenemos procesos eleccionarios populares para cambio de mandatarios regionales y locales, salvo que uno de ellos sea separado del cargo por cometer algún acto que trasgreda normas legales vigentes por lo que se tenga que convocar a elecciones atípicas para reemplazarlo. Sí, cada cuatrienio se repite la misma historia a nivel nacional, pero la democracia en nuestro departamento parece una fiesta pagana donde se asiste a disfrutar del baile y a esperar una buena o mala noticia para unos intereses particulares, pero hay que enfatizar que son intereses personales y familiares, sin más remoquete. En cada 4 años se pone en boga la palabra “cambio”, pero solo cambian los protagonistas, sin tener definida una agenda programática, temática sin direccionamiento político y estratégico, estereotipo de un sainete político recurrente; los guajiros no queremos un foco brillante de esperanzas, ni de promesas, sino una lampara transparente de resultados.

Desde hace 32 años los guajiros, como todos los colombianos, hemos venido acudiendo a las urnas para renovar mandatarios, pero en la práctica solo ha sido una puerta giratoria política, una sucesión de mandatarios de los mismos con los mismos intereses económicos haciendo indebido uso de los dineros públicos a su favor. Como lo reseñé en mi anterior entrega periodística, en estos 32 años de elecciones populares nos ha correspondido aguantarnos 21 gobernadores, 10 por elección reglamentaria y 11 encargados, con promedio de año y medio de mandato, por lo que hemos venido navegando sobre el lomo de un extenso mar de profunda crisis institucional, política y financiera; lo que no necesita de mucho estudio ni exhaustivo análisis, ni tampoco devanarse los sesos para su diagnóstico. Todo esto está claro, evidente, a la luz meridiana.

Por pura inercia de su dirigencia, ineptitud administrativa y reprochable conducta de sus ordenadores; La Guajira durante 5 años (2016-2021) fue administrada en los sectores de salud, educación, agua potable y saneamiento básico por el Gobierno Nacional bajo la figura de la “intervención” de los recursos del Sistema General de Participación (SGP), con el argumento que hacía tiempo no se rendía informe y los dineros del sistema se encontraban en riesgo en su ejecución sin requerimiento y control por parte del gobierno central, lo que en realidad no era mentira. Por lo que a través de la sentencia T-302 de 2017 emanada del Consejo de Estado, amparada en las medidas cautelares contempladas en la Resolución No. 60 del 11 de diciembre del 2015 decretada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la que ordenó adoptar las medidas necesarias para preservar la vida e integridad personal de los niños, niñas y adolescentes del pueblo wayuú ubicado en los municipios de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao. Intervención que a la postre la medicina resultó más costosa e inoperante para la enfermedad, porque los resultados que vimos en La Guajira, al igual que sucedió en Chocó y Putumayo, no aseguró el mejoramiento de las condiciones en esos territorios.

Afortunadamente por Resolución número 1114 de junio 2 de 2020, el Ministerio de Salud y Seguridad Social restituyó al departamento la administración de la salud después de 3 años de ineficaz intervención, en virtud al derecho de petición impetrado por el gobernador doctor Nemesio Roys Garzón, presentado el 14 de abril de 2020. Al igual que antes de hacer dejación del cargo, logró que la Nación devolviera la administración de los otros sectores intervenidos. Así mismo, mejoró el rango de calificación en el índice de proyectos de regalías y el desempeño en el cargue de información asociado al ciclo de proyectos financiados con estos recursos.

Y qué decir de la falta absoluta de gestiones por parlamentarios y gobernantes en el mega proyecto del “Tren Regional del Caribe” al quedar por fuera La Guajira por los aciagos periodos entre el 2013-2019 al no apostarle ninguno al proyecto de gran importancia de integración regional, avaluado en más de $1.2 billones, que conectará a los departamentos de Bolívar, Atlántico y Magdalena. Pero gracias a Dios, La Guajira tuvo un providencial defensor con ancestro guajiro, que sacó cara para que nos incluyeran en el megaproyecto férreo. Durante el encuentro “Las regiones proponen”, efectuado en Bogotá (2022), el gobernador del Magdalena, doctor Carlos Eduardo Caicedo Omar, presentó ante el ministro de Transporte, Guillermo Reyes González, varios proyectos para su departamento y la región Caribe, sorprendiendo al asegurar que el tren regional no solo debía ser de tres departamentos, sino que además cruzara los del Magdalena, Atlántico, Bolívar, debiendo sumarle La Guajira, Sucre y Córdoba, lo que fue aceptado.

Faltan pocos días para que Colombia decida quienes serán sus administradores a partir del 1º de enero del año entrante en gobernaciones y alcaldías, pero en La Guajira es crucial tomar acertada decisión a quienes vamos a elegir para que haya eficiente y transparente gobernanza. Guajiro si no aprendemos de nuestros errores, entonces todo lo que ha sucedido y sigue sucediendo será en vano. De los fracasos es que se exprime el éxito. De la ‘mea culpa’ se genera el cambio y el advenimiento de nuestros usos y costumbres para suscitar nuestras actuaciones. El sabor amargo de todo lo acontecido es que la dirigencia política y las administraciones de la Península hizo agua, tocó fondo, dejándonos como legado un departamento fallido. ¡A los guajiros nos ha tocado llorar como cobardes plañideros, lo que no han sabido defender con coraje, hidalguía, berraquera, eficacia y con cojones de cartel nuestra dirigencia y gobernantes!

Este domingo 29 de octubre, la democracia nos brinda otra oportunidad para atinar a elegir gobernador, alcaldes, diputados, concejales y ediles, no la desperdiciemos; rompamos el paradigma politiquero de sufragar por pasión, fanatismo, propuestas engañosas, ofrecimientos de canonjías y contratos o simplemente por la compra del voto el día de los comicios. ¡¡Si sinceramente quieres a tu guajira y deseas el bienestar social de tus paisanos, que hemos venido buscando con anhelo y esperando con afán, no te vuelvas a equivocar!! Entiéndase esta sana e imparcial reflexión, a pocos días de sufragar, como una “alerta temprana” para dignificar al departamento de La Guajira en general y al Distrito de Riohacha en particular.

Definitivamente esta contienda electoral 29-10-2023, debería ser la fecha del quiebre histórico de un antes y un después, es el momento donde debemos tomar la consciente decisión histórica de participar del cambio positivo, del verdadero cambio, pues lo más importante de esta gesta democrática, es que se va a determinar, en buena medida, nuestro rumbo administrativo departamental y locales para el próximo cuatrienio, no siendo nada fácil la tarea que deben desarrollar el próximo gobernador y el alcalde del distrito por los desafíos que les espera y la gran responsabilidad que caerá sobre sus hombros: poner las casas en orden y sacar del marasmo político-administrativo en que recibirán a estos dos entes territoriales, a sabiendas que cuatro años no serán suficientes para lograrlo, pero hay que dar el primer paso como dice el papa Francisco.

P.D.: Ya está en el mercado mi obra “Colombia y La Guajira: Hermanas de Infortunios”, otro libro que debes leer antes de tomar la decisión por quién votar este domingo 29 de octubre.