En el caso de La Guajira la contaminación por plásticos de un solo uso está desbordada.
Por Enrique Toncel Pacheco
La reciente aprobación de la ley colombiana que prohíbe la fabricación, importación, exportación, comercialización y distribución de plásticos de un solo uso es altamente positiva para el país, porque abre el camino hacia la reducción de la contaminación causada por este material en cuerpos de agua superficiales como: ríos, lagos y mar así como en el suelo, paisaje y la salud de los organismos vivos.
Se ha observado y comprobado en diferentes estudios científicos que la presencia de microplásticos en las especies marinas ocasiona en algunos casos enredos y asfixia. Además, pueden causar problemas de sanidad al ser consumidos por los seres vivos a través de la cadena alimenticia, suceso que aún se encuentra en investigación.
En el caso de La Guajira la contaminación por plásticos de un solo uso está desbordada y lo evidenciamos en la naturaleza donde cubre gran parte de la vegetación, principalmente en las salidas de las diferentes localidades del departamento al provocar problemas de desarrollo a las especies allí presentes. Es en este sentido que se considera la ley como una oportunidad para recuperar los espacios afectados y promover acciones que se podrán percibir a largo plazo, sobre todo por el periodo de transición otorgado a los fabricantes para adecuar sus procesos productivos a otros tipos de productos biodegradables.
Por otra parte, podemos decir que Colombia es un país muy normativo, especialmente en el campo ambiental, sin embargo, muchas de estas normas no trascienden del papel ni se ponen en práctica. Por ello, es necesario que los entes reguladores ejerzan su función de exigir con rigor y aplicar las sanciones pertinentes. De igual manera, se espera fomentar conciencia en las personas sobre la importancia de cambiar los hábitos de consumo y mostrar con hechos el amor por el ambiente para finalmente manifestar los resultados.
Se aprobó la ley,
¿Ahora qué sigue?
La ejecución trae consigo la reglamentación, donde el gobierno debe definir un plan de acción con todos los aspectos a desarrollarse para que la implementación de la norma sea todo un éxito. En este punto deben involucrarse a todos los actores que inciden en esta línea de productos; consumidores, organizaciones, universidades, instituciones del estado, entes territoriales, población en general, entre otros.
Entonces, si lo que se espera es que el cumplimiento sea exitoso pienso que el primer punto se debe abordar desde un proceso de educación constante a nivel de básica primaria, secundaria, universitaria y con las comunidades, frente a lo que son plásticos de un solo uso y cuáles están prohibidos desde ahora, para que se facilite asimilar la esencia de la norma y dimensionar hacia donde se desea llegar.
Alternamente, es oportuno congregar a todo el sector productivo de este material vetado, con el propósito de explicar el alcance de la misma y los términos específicos que debe desarrollar cada una de las áreas en la modificación de materias primas y proceso de producción para la nueva mercancía a reemplazar, que debe incluir características biodegradables y diferentes a un solo uso como botellas, bolsas, envases o pitillos.
Una vez la población esté consciente del daño ambiental y sanitario producido, deberían poner un grano de arena que permita iniciar la erradicación de este tipo de elementos, mediante el uso de materiales no contaminantes con los que a mediano y largo plazo se perciban los beneficios que se logran con la no utilización de plásticos de un solo uso.