Por José Carlos Molina

En una ocasión conversando con un amigo entrañable que partió muy joven de este plano terrenal, hablábamos del presente y futuro de nuestro departamento; él nos decía, que los pueblos van para donde sus dirigentes le planifican.

Terminó el año 2022 y el Departamento sigue aún en una interinidad administrativa con un gobernador encargado y los guajiros sin saber si el presidente designará uno en propiedad, para el tiempo que hace falta del periodo constitucional. Más allá de los resultados políticos y administrativos de la gestión de la actual administración, La Guajira necesita que el presidente Gustavo Petro defina la situación administrativa del Departamento. Pareciera que este Gobierno tampoco nos toma en serio.

Pero bueno, continuemos ahora analizando el interrogante que les planteo a modo de reflexión necesaria para el presente y futuro de nuestro Departamento. ¿Usted qué piensa para dónde va La Guajira?, ¿usted cree que ha tenido la planificación que nos permita saber para dónde vamos, poder medir, cuantificar, evaluar periódicamente el rumbo de esa planificación?

¿La alternativa para desarrollarnos está en el campo, en temas de agricultura, ganadería? ¿Está en el turismo? ¿En el fortalecimiento comercial partiendo de la organización de la Zona de Régimen Aduanero Especial y el tema fronterizo con Venezuela?

Los guajiros no sabemos para dónde vamos en materia político administrativa, no tengo dudas que hay algunas personas que tienen sueños, ideas, propuestas, pero que exista un modelo de depar-tamento a desarrollar, construido no sólo con el entusiasmo, las ganas, que desde luego es necesario; pero sobre todo se requiere la participación de expertos, de un equipo multidisciplinario que se haya sentado a organizar en detalle ese modelo de departamento que nos merecemos.

Ahora vienen las elecciones de octubre para que el pueblo en su soberanía escoja el próximo gobernador y los alcaldes de los 14 municipios y del Distrito de Riohacha. Se observan ya muchos precandidatos a la Gobernación y a las alcaldías. Bueno es saber, si esos precandidatos además de la sonrisa, del discurso motivador, del abrazo fraterno, del afiche bien elaborado y del eslogan, tienen un modelo de departamento o de ciudad a desarrollar.

Cuando hablo de modelo no me refiero al Plan de Desarrollo Departamental o municipal, que los gobernantes tienen la obligación legal de hacer; no. Me refiero a la propuesta que los candidatos candidatas entregan o depositan en la Registraduría Nacional, el mismo día de su inscripción oficial como candidato. No tendría por qué tratarse de un simple programa para cumplir con un deber legal, esa propuesta debe hacer parte de un modelo bien elaborado que se proponga a la ciudadanía.

Esta elección de octubre de este año, debería ser la fecha del quiebre histórico; un ante y un después, es el momento donde los habitantes de La Guajira tomamos la decisión histórica de participar del cambio de época que se viene gestando a nivel nacional.

Lo que no nos puede seguir ocurriendo a nosotros, es elegir al “menos malo”, utilizar el voto como castigo, elegir por el afiche, por el eslogan y lo que es peor, vendiendo ese día el voto al mejor postor. La gran mayoría de las personas se quejan de los políticos, pero el día de la elección un alto porcentaje de ellos no sale a votar.

En ocasiones en nuestro departamento más del 50% de las personas habilitadas para votar, no lo hacen, se abstiene y en su infinita inocencia creen que con eso castigan a los políticos; ignorando desde luego, que en el ejercicio democrático no se requiere del 100% de las personas habilitadas para votar, para escoger a un gobernador o a un alcalde. ¡Por esa razón, con frecuencia las minorías deciden por las mayorías! Estoy hablando de los que se abstienen, pero también está el que vende el voto.

Todos en el Departamento hablamos de la corrupción política, al punto que cuando quieren ofender a una persona le dicen: “tú pareces político”.

El problema no es la política, son las personas con sus valores y principios. La corrupción no es solamente de quienes participamos en política, ese fenómeno está también presente en las demás actividades socioeconómicas; porque insisto, es un problema del ser humano que elige hacer lo incorrecto sin importar la actividad o profesión a la que se dedique.
Ahora bien, pregunto de nuevo: ¿La planificación de este departamento debe ser una labor exclusivamente de los militantes de movimientos y partidos políticos?

Estoy firmemente convencido que no debe ser así; es una responsabilidad de la dirigencia social, económica, empre-sarial, los académicos, intelectuales, do-centes, los rectores de las instituciones educativas, de los sindicatos, los culto-res, artistas, los periodistas, en fin, es una responsabilidad de toda la dirigen-cia en La Guajira. Sería un error, seguir dejando sólo en manos de los militantes políticos, el destino de nuestro departa-mento; eso es lo que ha ocurrido hasta el momento.
Pensemos por un instante cuál es el tipo de sociedad, de departamento, de ciudad, que deseamos dejar a las futura generaciones; ¿cómo quieres que tu nieto, tu descendencia te recuerde, más allá del patrimonio económico? La Guajira definitivamente va para donde sus dirigentes le planifiquemos que vaya, no es un tema de líderes carismáticos, estratégicos, de sabios… es de planificación primo.