De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida y en 2016, habrían alrededor de 2.300 millones de personas con consumo actual. Este consumo está relacionado con una importante carga de enfermedad.

Para 2016, el consumo nocivo causó alrededor del 5,3% de todas las muertes en el mundo (3 millones de personas), siendo esta mortalidad mayor que la causada por otras enfermedades como la tuberculosis, la infección por el VIH/sida, la diabetes y otras enfermedades no transmisibles.

De otro lado, se asocia en el mundo con el 28,7% de los traumatismos, el 21,3% a enfermedades digestivas, el 19% a enfermedades cardiovasculares, el 12,9% a enfermedades infecciosas y el 12,6% a cánceres. Aproximadamente el 49% de los años de vida saludables perdidos atribuibles al alcohol se deben a enfermedades no transmisibles y trastornos de salud mental.

“El alcohol etílico es una sustancia que deprime o disminuye la actividad del sistema nervioso central. Las personas bajo el efecto del alcohol presentan alteraciones en el estado de conciencia, la propiocepción y en la toma de decisiones, lo que representa un riesgo para el estricto cumplimiento de los protocolos de bioseguridad frente al contagio del covid-19 y facilita otros comportamientos de riesgo en salud”, explicó Ana María Peñuela, coordinadora del Grupo de Convivencia Social y Ciudadana del Ministerio de Salud y Protección Social.

La embriaguez por alcohol tiene una clara afectación de la salud. Se asocia con diferentes tipos de violencias o actividades ilícitas, lo que compromete la seguridad y sana convivencia en la comunidad y especialmente en el periodo de distanciamiento fisico, según dijo Peñuela.

De esta manera, el consumo de bebidas alcohólicas es uno de los principales factores de riesgo para la salud de la población en todo el mundo y tiene repercusión directa en el cumplimiento de las metas del Objetivo 3 de Desarrollo Sostenible (ODS), entre ellas, las de la salud materno-infantil, las enfermedades no transmisibles y las enfermedades trasmisibles.

“La evidencia es cada vez mayor en señalar que el consumo nocivo de alcohol contribuye a la carga de las enfermedades lo que refleja un no reconocimiento y abordaje suficiente en las estrategias y planes de acción mundiales”, aseveró Peñuela.

Situación en Colombia

En Colombia en el año 2019 el DANE realizó la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, con respecto al consumo de alcohol o bebidas alcohólicas. El 84% de las personas de 12 a 65 años informaron haber consumido alguna vez en su vida, 54.5% consumieron el último año y el 30.1% en el último mes. Los departamentos de Boyacá y Risaralda registran las prevalencias más altas.

Por otra parte, se estima que en el país existen 1.461.000 personas con consumo de riesgo de alcohol y 995.000 personas con patrones de dependencia los cuales se benefician de recibir intervenciones de prevención y tratamiento, sin embargo, solo 348.000 personas refirieron que en los últimos 12 meses sintió la necesidad de recibir ayuda para dejar de consumir alguna sustancia psicoactiva; finalmente por primera vez se logró identificar que alrededor de 578.000 mujeres de 12 a 65 años informaron haber consumido alguna sustancia psicoactiva durante el embarazo.

Por su parte, el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar Colombia – 2016, refiere que el 69,2% de los escolares declaran haber consumido alguna bebida alcohólica en su vida, 70,4% de las mujeres y el 68,1% de los hombres.

En el uso actual de bebidas alcohólicas se encuentran 1.200.622 estudiantes, con un significativo mayor uso entre las mujeres respecto de los hombres, 37,9% y 36,1%, respectivamente; 6,9% de las mujeres de 12 a 65 años que han estado embarazadas alguna vez en su vida o en embarazo actual informaron haber consumido alguna sustancia psicoactiva y 411.000 informaron haber consumido alcohol durante ese periodo.

Recomendaciones

  • Evite propiciar que niños, niñas, jóvenes y adolescentes sean quienes se encarguen de adquirir las bebidas alcohólicas o de servirlas cuando se encuentre en familia, esto envía un mensaje de aprobación y normalidad sobre el consumo de esta sustancia, que no es el adecuado.
  • Evite ingerir bebidas alcohólicas como estrategia para afrontar el estrés, es una medida desacertada; se sabe que pueden aumentan los síntomas de ansiedad y angustia, depresión y otros trastornos mentales, además aumenta el riesgo de violencia doméstica e intrafamiliar.
  • Genere prácticas de disfrute de las diferentes actividades familiares, que no dependan del consumo de bebidas alcohólicas busque alternativas como cocteles a base de frutas y otras preparaciones que no requieran de esta sustancia.
  • Si está embarazada o planea estarlo, no debe ingerir ningún tipo de bebidas alcohólicas, ya que la exposición a alcohol durante la gestación puede afectar al desarrollo del bebé, con posibles consecuencias como malformaciones y alteraciones físicas y a nivel del neurodesarrollo. Por lo tanto; consumir cualquier cantidad de alcohol durante el embarazo presenta estos riesgos.
  • No administre ni promueva el consumo de bebidas alcohólicas a menores de edad. El consumo a edades tempranas tiene mayor riesgo convertirse en consumo problemático y de complicaciones e incluso de presentar convulsiones. Recuerde que la venta de esta sustancia a menores de 18 años está prohibida. (Ley 124 de 1994).
  • No conduzca después de haber ingerido bebidas alcohólicas, por mínima que sea la cantidad, el alcohol se asocia a alta accidentalidad vial y comportamientos de riesgo, así mismo aumenta el riesgo de muerte y traumatismos causados por accidente de tránsito, así como por ahogamiento y caídas.
  • Evite conducir o subirse a un vehículo que este siendo conducido por una persona que este bajo el efecto de una bebida alcohólica, esto aumenta el riesgo de accidentes y desenlaces fatales.
  • No reenvase alcoholes ni solventes en recipientes sin rotular y que sean llamativos y nunca los deje al alcance de los niños.
  • Busque ayuda a través de la comunidad o líneas locales ante la presencia de hechos de violencia en el hogar por motivos de consumo de sustancias psicoactivas o por cualquier otro motivo. El alcohol puede ser un factor de riesgo o activador de conductas violentas en personas de por sí agresoras.
  • Es importante reconocer la oferta de servicios de salud en caso de requerir atención, incluidas las líneas de ayuda en cualquier situación de violencia: Línea de Orientación a mujeres 155 / 018000 112137 – Violencia Intrafamiliar 122 / 018000 919748 – ICBF 141, Línea 192 opción 4 o las líneas de atención en salud mental y consumo de sustancias psicoactivas que existan en los departamentos.
  • No mezcle diferentes tipos de bebidas alcohólicas, ni bebidas alcohólicas con otras sustancias psicoactivas, esto genera efectos tóxicos de las mismas sobre el cuerpo y por ende las consecuencias negativas.
  • Si la persona va a consumir, evite que el consumo episódico excesivo (más de 5 tragos en un día) y en periodos de tiempo corto (menos de 2 horas), así mismo recuerde hidratarse y alimentarse mientras esté consumiendo alcohol.