Por Luis Alonso Colmenares
La nulidad de la elección de Nemesio Roys como gobernador del departamento de La Guajira deja varias consecuencias que se deben capitalizar.
Lo primero es que en adelante se cambiarán las prácticas de hacer política electoral, no solo en La Guajira sino en todo el país, para que los candidatos respeten el compromiso que se adquiere con los avales de los partidos y movimientos políticos. (sentencia).
En ese sentido el Consejo de Estado fue claro y preciso al concluir que “…desconoció su deber de secundar a los candidatos de su colectividad de origen…”. De tal manera que no es como se ha querido criticar la decisión del Consejo de Estado en el sentido de que se trató de un “tecnicismo”, o que el Consejo de Estado sancionó el desarrollo que merece La Guajira, o que descalificó las cualidades y calidades de Nemesio Roys. Nada de eso es cierto.
Más bien deben reconocer los errores que cometieron en la campaña, incluida la arrogancia del que se siente ganador, al punto de creerse dueños absolutos del poder.
Y esto enseñará que en adelante en las campañas políticas no todo puede valer y que los pactos, avales, coaliciones se deben respetar.
Otra de las consecuencias es la frustración por mantener la expectativa de desarrollo que se había creado. Me atrevo a creer que no hay un solo guajiro que no haya lamentado la decisión del Consejo de Estado o que no hubiera querido una decisión contraria. Creo que al respecto había un consenso para que la decisión fuera favorable a Nemesio Roys, independiente de que no se compartieran algunas de sus decisiones o que se ejerciera el derecho a la crítica.
Hay que tener mucho cuidado y estar vigilantes para que ahora no se vayan a aprovechar de las circunstancias, se forme el desorden, y empiece la feria de contratos y órdenes de servicio y suministro.
Otra de las consecuencias es la convocatoria a nuevas elecciones. Y al respecto se necesita de la gallardía de Nemesio Roys para que disponga lo necesario a efectos de que sea designado el gobernador que debe convocar a elecciones. En el entretanto lo más conveniente es integrar una terna de guajiros de alto nivel, a la mayor brevedad, para que sea encargado alguien con suficiente capacidad e idoneidad, con formación y experiencia. De la misma talla de Nemesio Roys; porque no podemos negar su importante formación académica y experiencia laboral en cargos de muy alta responsabilidad.
En eso no se puede equivocar la dirigencia política del departamento de La Guajira; y tampoco volver a aceptar cualquier forastero que llega como encantador de serpientes. Ya ese curso se hizo y no se puede volver a repetir.
¡No señor!
En todo caso, en este aspecto se requiere de la máxima colaboración del exgobernador, para que se aleje de cualquier criterio mezquino y politiquero en dirección de entorpecer el proceso de las elecciones. Y que lo más pronto como sea posible dé un paso al costado para que facilite la transición.
Ahora, con mayor razón, se necesita un candidato o candidata de transición con capacidad de iniciativa que no tenga rabo de paja, ni prontuario, ni conflictos de interés para que termine el período de gobierno. Un candidato o candidata que llegue a sumar, a construir, a unir a la gente, a transmitir optimismo por la tierra y por su gente.
Las personas que se postulen para esas elecciones deberían elaborar el programa de gobierno con base en la continuidad del plan de desarrollo que deja andando Nemesio Roys.
Pero además llevar a cabo la construcción de un plan para los próximos 50 años, que sea adoptado como una política departamental para que tenga continuidad en los próximos gobiernos y que no lleguen a improvisar ni perder el tiempo.
De todas maneras, la decisión del Consejo de Estado debe quedar como una lección aprendida con todas sus implicaciones, y que a partir de ahora sean erradicadas las malas prácticas en las campañas electorales, porque no todo vale.